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viernes, 1 de julio de 2016

El Amor Divino





En nombre de la Fuente, en nombre de la Potencia Una, en nombre de la Luz, en nombre del Amor, en nombre de la vida misma, doy una vez más un fragmento de mi Sabiduría Divina a través del verbo.

No hay realidad que exista que no sea la del amor. Todo dolor, toda ausencia, toda soledad, todo apartamiento, toda cuita, es del amor.
Son situaciones que el ser humano tiene que vivir para ser consciente, para hacer presente, para ser testigo del amor.

¿Cómo podría valorar la luz sin la oscuridad?
¿Cómo podría distinguir la mañana sin la noche?

El amor es la puerta a través de la cual se vierte toda mi Misericordia. A unos les llega de una manera y a otros de otra, siempre a través de  los hermanos. Siempre a través de mensajeros que vierten mi Luz a través de su materia o de su energía, porque esa es la Ley, porque los seres humanos con su libre albedrío son los receptores de esa luz y hacen de ella lo que es su voluntad, más no sólo; lo que su libre albedrío y su capacidad de amar les permiten.

Si no hay amor esa luz palidece, si no hay amor, esa luz se opaca  y poco a poco va perdiendo su brillantez, va perdiendo su luminosidad, se va apagando hasta no quedar nada. Si  no hay amor, el destino del hombre es el dolor, es la soledad, es la muerte en vida. El ser humano no quiere entender que todo lo que le acontece en sus vidas es por falta de amor. Toda la negatividad, todas sus cuitas, todas sus carencias son producidas por la falta de amor en sus vidas porque no abren el corazón. El amor siempre está, la luz siempre está, pero, si cierras la puerta ¿qué es lo que va a quedar? 

El amor que no se nutre, se extingue tal y como la llama se extingue cuando el oxígeno termina. Entonces mis hijos ¿Cuál es la lección que os dejo?

La lección es como  siempre: amaos los unos a los otros, amaos a sí mismos, porque sois el templo donde mi Espíritu  habita, eso sois. Sois una parte mía, sois un fragmento de mi Luz, un fragmento de mi Amor, eso sois. Porque sois pequeñas células de amor que cuando se conjugan pueden hacer  grandes cosas, pueden crecer en comunidad y compartir la fuerza para crear un mundo en donde sea el Amor  la Ley Suprema. Estáis lejos mis niños, aún estáis lejos, pero no siempre será así porque ésa es la Voluntad del Padre.

Entonces pequeños háganse grandes, amen sin misericordia, amen hasta que duela, una y otra y otra vez, y poco a poco, el amor irá configurando una materia distinta en ustedes. Una materia que no se quiebra, una materia que no envejece, una materia resistente, una materia que puede dar como los océanos: vastos, que nunca se acaban. 

Sus corazones deben ser redondos y luminosos ¡que no haya cuadraturas! 
Amad siempre, porque ésa es mi Voluntad.











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